Columna: Sharif Laibe
Hay 3 cánceres sociales que sostienen al sistema tradicional: Patriarcado, Religiones y la Política Partidista Tradicional. Hoy les vengo hablar del primero, y para ello no hay nada más preciso para explicar el patriarcado que la historia de la gran Hipatia, la destacada científica de la biblioteca de Alejandría, que en el siglo IV destacó por sus conocimientos en matemáticas, ciencias y astronomía, contribuyendo de una manera sin precedentes a los avances de la humanidad en esta materia. Fue hija y discípula de Teón, que a su vez fue discípulo de Euclides, quién precedió las investigaciones en este mismo campo con foco en la geometría como herramienta de descubrimiento del cosmos y su influencia en nuestro planeta. Su escuela, al igual que la de su padre, fue neoplatónica y considerando todos los estudios de Pitágoras, los que posteriormente sirvieron de base para toda la ciencia actual y la sabiduría de la Geometría Sagrada, actualmente conocida como Geometría Sustentable y Psicogeometría.
Hipatia brillaba por sus diversas habilidades y talentos, que se complementaban con su belleza, su manejo social y su rol de guía y educadora, siempre destacando por ser una mujer empoderada y sobre todo una líder digna de seguir en los tiempos actuales. Sin embargo, la historia no resultó nada de beneficiosa para ella.
El 17 de octubre de 412 D.C, Cirilo fue elegido como obispo de Alejandría, y destacaba por su fanatismo religioso, considerando criminal a todo aquel que no fuera fiel a la iglesia o pensara de forma distinta. Y una de las personas que se puso en su mira fue Hipatia. La envidia de Cirilo recaía en la palabra sabía de Hipatia y del hecho de ser mujer. Fue así como en el año 415 D.C Hipatia fue atacada por una turba de monjes de Nitria, quiénes llevados por la locura y el odio atacaron el carruaje de Hipatia matando a sus sirvientes y amigos, y apresándola para torturarla de forma sistemática. Con múltiples heridas la desnudaron y la hicieron caminar entre la gente, macabra escena que fue replicada parcialmente en la serie Game of Thrones por la reina Cersei Lannister, pero que fue un ápice respecto al sufrimiento de Hipatia, ya que los monjes y su seguidilla de fanáticos católicos, utilizaron piedras, conchas y lozas para sacar su piel, para luego descuartizarla y quemarla.
A pesar de que Cirilo no reconoció los hechos, la comunidad religiosa sabía que los monjes no actúan sin la orden de su líder. Y como evidencia Oreste, político y amigo de Hipatia, solicitó la apertura de una investigación, la cual nunca se ejecutó dado el poder de Cirilo. Es más, Oreste fue atacado bajo el mismo y cruel formato, sólo que logró zafar del ataque en su contra. La muerte de Hipatia no fue más que el comienzo de la persecución cobarde hacia las mujeres que hasta el día de hoy perdura en otros formatos igual de crueles.
Por otro lado, gran parte del trabajo de Hipatia y sus maestros fue reducido a cenizas por la iglesia bajo el liderato de Cirilo, donde se perdieron miles de escritos relacionados con ciencia, matemáticas, geometría, astronomía y química, y los cuales eran considerados paganos para los radicales católicos. Aquí, hago un aclaración, ya que muchas versiones comentan que los atacantes eran cristianos, sin embargo, la Iglesia Católica ya había sido elevada religión oficial de Roma, por lo tanto, corresponde corregir el concepto de cristianos a católicos.
Sin embargo, esto no termina aquí, ya que la misma Iglesia Católica a la cual perteneció Cirilo, fue la que el 3 de octubre de 2007, y bajo la palabra de Benedicto XVI, dedicó la catequesis de esa audiencia general a la “gran figura” de uno de los Padres de la Iglesia: san Cirilo de Alejandría. Benedicto XVI afirmó en ese entonces que Cirilo fue un “incansable y firme testigo de Jesucristo, Verbo de Dios encarnado’”.
Actualmente, la constante reducción del género femenino se visualiza en el lenguaje de la sociedad, la falta de equidad y las diversas manifestaciones de machismo que existen, siendo el patriarcado uno de los pilares del sistema tradicional que está cayendo.
Personalmente creó que el patriarcado logró 2 efectos nefastos en la sociedad: el primero la disminución de la mujer y el segundo la sobrevalorización del género masculino, como si fuéramos superiores en una serie de ámbitos respecto a ellas, lo que sin duda es una aberración para los tiempos de hoy, los de ayer y los de mañana. Es cierto que fuimos seteados por el patriarcado para sobreponer nuestro rol de “machos recios”, pero eso no significa que esto sea correcto, por el contrario, cada uno de nosotros debe evaluar su comportamiento para generar cambios en la forma de expresarnos, las bromas desubicadas que se realizan, el trato hacia ellas y como consideramos al género femenino en nuestro esquema de vida. Y para ello, debemos fomentar la equidad, sin distinción y juicio, para que el día de mañana tengamos soluciones tangibles para equiparar la cancha y no placebos de moda como decir “todes” en vez de todas y todos, o las falsas promesas de los candidatos de turno en esta materia.
La equidad nace de la consciencia y el valor por el prójimo, y eso no se actúa, se vive y se siente día a día. Esta es la razón por la cual cambié mi comportamiento, porque al igual que la mayoría, era una persona que no entendía el impacto de sus actos y palabras, y me arrepiento profundamente de haber sido parte de esa forma de pensar inconsciente y retrograda. Pero como siempre señalo “uno no es su pasado”, por lo que siempre tendremos la opción de mejorar y corregir, y sepultar este cáncer social que tanto daños nos ha hecho para que el día de mañana exista equidad en todos los sentidos y formas, y en cada rincón del planeta.